La evolución esperable de afiliación y paro registrado para el mes de abril podría seguir contemplando un panorama negativo
La evolución esperable de afiliación y paro registrado para el mes de abril podría seguir contemplando un panorama negativo Análisis ASEMPLEO Finalmente, los trabajadores afectados por ERTEs como consecuencia del COVID-19 siguen dados de alta en la Seguridad Social. Según ha hecho constar el Servicio Público de Empleo (SEPE), se trata de 258.645 personas. […]
La evolución esperable de afiliación y paro registrado para el mes de abril podría seguir contemplando un panorama negativo
Análisis ASEMPLEO
Finalmente, los trabajadores afectados por ERTEs como consecuencia del COVID-19 siguen dados de alta en la Seguridad Social. Según ha hecho constar el Servicio Público de Empleo (SEPE), se trata de 258.645 personas. Esta cifra representa un 10% del total de trabajadores que estimamos que pueden verse inmersos en estos procesos (recordemos que la cifra de impacto directo asciende a 2,4 millones de personas). Luego es esperable que en las próximas semanas, a medida que la autoridad laboral va autorizando todas las solicitudes de ERTE presentadas hasta la fecha, afloren muchos más trabajadores en las estadísticas laborales, en particular, en la serie de demandantes de empleo ocupados.
Esta última serie temporal ha sufrido un aumento mensual, como era de esperar, aunque de magnitud muy inferior a la que estábamos contemplando en nuestras estimaciones. Finalmente, la cifra se ha elevado hasta las 939.484 personas (esperábamos que ascendiera hasta 1,4 millones de personas, si el SEPE hubiera sido capaz de gestionar 1/3 parte de las solicitudes de ERTEs), lo que supone un aumento de 150.000 personas respecto al mes anterior. Por lo tanto, esta cifra no llega a rebasar el máximo histórico que se produjo en la anterior crisis económica, al menos, por el momento. Como comentábamos con anterioridad, será cuestión de tiempo, hasta que la autoridad laboral termine por aprobar las solicitudes. Los datos del mes de abril e, incluso, los del mes de mayo seguirán reflejando un aumento significativo de este indicador, que centrará nuestra atención en los próximos meses.
En lo que respecta a la afiliación, la caída mensual es la mayor de la serie histórica en un mes de marzo. Ni siquiera en la pasada crisis económica se produjo un descenso tan acusado de la afiliación en un solo mes.
En este sentido, conviene diferenciar entre:
- La variación de medias mensuales entre febrero y marzo: – 469 personas.
En la primera mitad del mes de marzo, la afiliación evolucionó según lo anticipado por ASEMPLEO, lo que da cuenta que, hasta el 12 de marzo, la tendencia del mercado de trabajo era más que favorable, avanzando a un ritmo interanual próximo al 2%. Sin embargo, el impacto de la pandemia del coronavirus se empezó a apreciar de forma notoria a partir del 12 de marzo (dos días antes de la declaración del Estado de Alarma, ya que algunos sectores, sobre todo, aquellos más vinculados a cadenas de valor globales, ya estaban acusando la reducción de la actividad que se trasladó, inevitablemente, a una contención de las plantillas), por lo que el dato de afiliación media no refleja con rigor lo ocurrido en el conjunto del mes.
- La variación de las cifras del último día del mes de febrero y marzo: – 979 personas.
Esta reducción se ha producido de forma acusada el día 16 de marzo, el primer día laborable tras la declaración del Estado de Alarma, y el último día del mes (algo que, por otro lado, suele ser habitual). En la medida en que la declaración del Estado de Alarma interrumpió la actividad de buena parte de la actividad productiva de nuestro país, la incertidumbre que pesó sobre las decisiones empresariales respecto a la duración de la pandemia y el retorno a la normalidad, llevó a una buena parte a adoptar medidas de ajuste laboral, entre las que pueden encontrarse la no renovación de contratos temporales vencidos o, incluso, la rescisión de contratos temporales próximos a su vencimiento. Así lo pone de manifiesto, tanto el comportamiento de los contratos temporales, que se hundieron un 27,3% interanual en el mes, como nuestra estimación de extinción de contratos temporales de duración superior a 2 meses (hasta el 31 de marzo, estimamos que habrían vencido alrededor de 400.000 relaciones laborales) e inferior (representan cerca del 40% de la contratación). La reciente aprobación de un subsidio por desempleo (de importe similar al Plan Prepara, alrededor de 430 euros mensuales) para aquellos trabajadores cuyo contrato de trabajo temporal tuviese una duración superior a 2 meses puede contribuir a paliar la paralización de la contratación que se está produciendo en las últimas semanas.
Todos los sectores económicos sufren el impacto negativo del COVID-19, salvo el sector sanitario. Sin embargo, no se observan los incrementos de plantilla anunciados por las autoridades sanitarias en estos últimos días (se ha registrado un aumento de 7.000 efectivos, frente a los 50.000 efectivos anunciados). Los sectores que más acusan el impacto negativo son los afectados directamente por el RDL de declaración de Estado de Alarma (hostelería, restauración, comercio y actividades de empleo -entre las que se encuentran las Agencias de Empleo-, especialmente), pero no solo. La construcción es segundo sector más afectado en términos absolutos, aun cuando la interrupción de su actividad se haya comunicado en la parte final del mes (con el RDL de paralización de actividades no esenciales). Incluso el sector primario, imprescindible para satisfacer productos alimentarios a la población española, también acusa un problema de disponibilidad de mano de obra (por el cierre de fronteras que ha impedido la afluencia y contratación de temporeros) para atender las cosechas y cultivos de esta fase del año.
Los parados registrados, por su parte, también experimentan un aumento considerable en el mes, como consecuencia de la destrucción de puestos de trabajo comentada con anterioridad. En particular, aumentan en 302.000 personas, el mayor incremento mensual en un mes de marzo de toda la serie histórica. El COVID-19 cambia, por tanto, la tendencia descendente que veníamos observando en los últimos años, al anotarse un aumento interanual del 9,3%. El total de desempleados, computando esta subida, se sitúa en 3,5 millones de personas, un nivel que había abandonado desde el mes de abril de 2017 (hemos retornado a hace 3 años de golpe).
Valoración ASEMPLEO
En definitiva, los registros laborales de este mes contemplan la incertidumbre generada por el COVID-19 que se ha trasladado en términos laborales a una interrupción de la contratación en la segunda mitad del mes de marzo. Hasta entonces, la dinámica era favorable y el mercado de trabajo avanzaba a un ritmo interanual de crecimiento de la afiliación próximo al 2%.
Aunque los trabajadores afectados por ERTE siguen estando dados de alta en la Seguridad Social, la autoridad laboral no ha podido más que aprobar el 10% de las solicitudes que estimamos ha recibido en las dos últimas semanas, luego es probable que en los dos próximos meses vayamos observando un aumento significativo de la cifra de demandantes de empleo ocupados, que es la rúbrica bajo la que se clasifican estos trabajadores cuyos contratos han quedado suspendidos y/o sus jornadas laborales se han visto reducidas.
La evolución esperable de afiliación y paro registrado para el mes de abril podría seguir contemplando un panorama negativo, en tanto y cuando las actividades no esenciales paralizadas más recientemente adopten decisiones de ajuste de plantilla como hemos observado en otras actividades económicas hasta la fecha.
Todo ello dependerá del agravamiento de la crisis económica producida por la pandemia del COVID-19 que, en definitiva, quedará supeditada a la duración del confinamiento y la paralización de la actividad económica. En la medida en que se acote en el tiempo esta pandemia, sus consecuencias económicas y sobre el empleo se contendrán, un escenario que no contemplamos, en estos momentos, hasta, al menos, el mes de mayo.
Andreu Cruañas. Presidente de ASEMPLEO