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La Razón

Seis factores principales han impulsado los cambios operados en el mercado de trabajo: la globalización de los mercados, la especialización de la demanda de bienes y servicios, la irrupción masiva de la tecnología y, como consecuencia, la menor dimensión de las empresas, la eclosión del trabajo por cuenta propia y, finalmente, el cuestionamiento de los mecanismos de representación. Estos elementos son independientes, como se puede apreciar, de la severa crisis que nos ha afectado y que, en todo caso, ha actuado como acelerador. De resultas de ello, se ha impuesto la necesidad permanente de mutua adaptación por parte de empresas y trabajadores para poder responder a las demandas sociales de bienes y servicios, llamémosla flexibilidad, que se ha plasmado en una reforma de los mecanismos de salida del mercado, dejando pendiente la facilitación de los mecanismos de entrada. La antigua seguridad, basada en un documento legal que garantizaba derechos incondicionales, ha dado paso a una estabilidad que se apoya en la capacidad de aportar y de adaptarse a los cambios mejorando nuestra empleabilidad y que debería garantizar la continuidad en el empleo.